(Publicado en octubre de 2001 en el semanario
Primicias)
Samaná
se perfila como uno de los polos turísticos de mayor atractivo en el futuro
cercano, cuando sea concluida la carretera principal, así como la construcción
del nuevo aeropuerto autorizado por el presidente Hipólito Mejía durante la
celebración en dicha provincia la semana pasada, del Consejo de Gobierno.
(Dicha carretera fue concluida años después en el gobierno de Leonel Fernández).
Este
nuevo aeródromo, junto al internacional de Arroyo Barril, permitirá un mejor y
más rápido acceso a lugares paradisíacos como Las Terrenas, donde se encuentra
El Portillo Beach Resort, un hotel cinco estrellas rodeado de una espesa
vegetación y singular encanto.
Quienes
eligen vacacionar en este idílico rincón samanense (nativos y extranjeros)
tienen la opción de conocer el Parque Nacional de Los Haitises, una experiencia
impresionante que los pone en contacto con la desaparecida cultura indígena, a
través de dibujos y escritos grabados por los taínos en las milenarias cuevas
del lugar.
En
octubre de 2001 participamos junto a un grupo de periodistas en uno de los
tours de dos días que semanalmente ofrecería la empresa Excursiones Marítimas,
S.A., (ya desaparecida) los martes, jueves y sábados a Las Terrenas y Los
Haitises; junto a nosotros viajaron también Francis Moya, Ernán Santana, Juan
Carlos Jiménez y Feliz Vinicio Lora, así como un grupo de colegas de Santiago y
de Puerto Plata.
Salimos de Santo Domingo el sábado
a las 7:00 de la mañana, en un bus de Prieto Tours que nos condujo hasta la
costa sur de la Bahía
de Samaná; de ahí partimos a Sabana de la Mar , donde nos esperó un barco privado que
abordamos al mediodía, en el cual realizamos una emocionante travesía por la
bellísima bahía.
Al
cabo de hora y media surcando las aguas de un mar tranquilo y azuloso,
arribamos a la célebre isla de Cayo Levantado, considerada por muchos como una
réplica del Paraíso por sus hermosos paisajes marinos, el agua cristalina de
sus playas y su fina arena. Allí
disfrutamos de un almuerzo-buffet y de un breve descanso, así como del paisaje
playero y el calor de los lugareños.
A
eso de las tres de la tarde reanudamos la marcha en barco, pasando por el
“Golfo de las Flechas” hasta Samaná, cuyo puerto reflejaba ese día la alegría
de las fiestas patronales; en el puerto abordamos un autocar que nos condujo a
Las Terrenas, donde penetramos al caer de la tarde.
En
el Portillo Beach Resort fuimos recibidos por el subgerente Vicenzo De Ciuceis,
quien nos ilustró sobre el funcionamiento del hotel y nos mostró los diferentes
atractivos del centro vacacional, previo a la entrega de las llaves de nuestras
respectivas habitaciones.
A
las 7:30 de la noche disfrutamos junto a los turistas nativos y de diversos
países de Europa y América, de una cena-bufet en el Restaurant “El Carite”. A
las diez de la noche, luego de un reconfortante baño, pasamos al Centro de
animación, donde sentados a la luz de la luna presenciamos una atractiva
revista musical. Allí disfrutamos de open bar y bailamos hasta la madrugada,
contagiados por la alegría de los turistas que gozan nuestro merengue como el
mejor de los dominicanos.
Al
día siguiente, apenas salió el sol nos reunimos en “El Carite” y, luego de un
suculento desayuno, abordamos el autocar rumbo a Arroyo Barril, donde tomamos
de nuevo el barco, en el cual realizamos un inolvidable trayecto a través de las
costas del Parque Nacional de Los Haitises, reserva natural de flora y fauna
autóctonas. Desplazándonos hacia el Oeste por la costa del parque, navegamos
entre pequeños cayos de la zona hasta llegar al área de manglares, maravillados
con el hermoso paisaje y las edificantes explicaciones del guía turístico Luis
Penzo. Nos bajamos en la estación del Guardaparques, donde almorzamos, pero
antes visitamos algunas de las exóticas cuevas del parque habitado por hermosas
aves de variadas especies; conocimos
A
las seis de la tarde de ese inolvidable domingo abordamos una lancha con motor
fuera de borda que nos introdujo por los impresionantes manglares, cuya hermosura sumerge a uno en una
especie de viaje ficción al estilo Julio Verne. Abandonamos la lancha en El
Caño y de ahí llegamos de nuevo a Sabana de la Mar , donde nos incorporamos al autocar que nos
condujo de regreso a Santo Domingo.
En
el trayecto veníamos comentando sobre la importancia de instruir a los
dominicanos en el sentido de que, en lugar de gastar dinero en cosas
superfluas, aprendamos a ahorrar cada mes, a fin de que, por lo menos una vez
en nuestra existencia y antes de viajar al extranjero, disfrutemos de unas
cortas pero saludables vacaciones visitando interesantes lugares de nuestro
país como Las Terrenas, Los Haitises y otros centros turísticos, donde, aparte
de conocer aspectos interesantes de nuestra flora y nuestra fauna, dejamos
enterrado el stress acumulado en el diario trajinar.



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